Page 401 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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y en verano no llovía lo necesario. Cuando
empezó a hacer calor de verdad iba todos los
días a bañarme allí a media tarde, cuando la luz
del sol todavía llegaba al fondo del cañón. Me
gustaba el contraste entre el calor y el frío. Aquel
lugar resguardado por sauces. Colgaba la camisa
en una rama a modo de andrajosa bandera para
indicar mi presencia y me metía en la poza por un
camino trillado. El rocío de la cascada llegaba
hasta las piedras lisas de la orilla. En aquel rincón
debía de haber seis grados menos. Agradecido,
con la misma gratitud que sentía durante todo el
día, me desabrochaba los pantalones y las botas
y me desnudaba. A veces me quedaba sentado
en la neblina, sobre las piedras más alejadas de
la orilla, más calientes, con los pies y las
pantorrillas dentro del agua: la oleada de frescor
en el pecho, el sol dándome en la espalda, los
contrastes. Y miraba el jirón de arcoíris bailando
en la bruma.
Quería preguntarle qué se sabía entonces
sobre la gripe, sobre la pandemia. Si lo habían
previsto todo o si de verdad había cogido tan por
sorpresa a todo el mundo. Por qué fue tan rápido.
Qué era el mal de la sangre que llegó justo
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