Page 443 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Hemos igualado la pista, hemos cortado los
árboles del fondo. Según el manual nos faltan
treinta metros, pero no saben quién es la Bestia.
Asintió con un gesto breve y miró el prado, el
cañón. Ojalá supiera pintar…, estaba bellísima.
No ella sola, sino el momento. El reflejo oscuro
del verde en sus ojos violeta, y pensé: Si mañana
por la mañana nos estrellamos y ardemos, pues
bueno…
Encendimos un último fuego en la oscuridad,
contemplamos por última vez las llamas
oscilantes que iluminaban el muro de roca.
Comimos venado con patatas y verdura, nos
tomamos la infusión. Al apagarse, el fuego soltó
un silbido y una vaharada de vapor. Oímos el
mugido de una vaca, el susurro de las hojas.
La tarde del día anterior lo habíamos cargado
todo menos los corderos. Cima durmió al raso
con sus animales, escuchándolos pacer a su
alrededor. Echamos a andar río arriba llevando a
los dos corderos con cuerdas de bramante, los
cogimos para subir por el árbol que había junto al
reguero de la cascada. Se retorcían, balaban.
Dos madres respondieron, siguieron los gritos
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