Page 497 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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que cuando me fui sabía exactamente hasta qué


              punto  se  incrementaría  la  amenaza,  el  peligro.


              Seguramente era capaz de calibrarlo en un grado


              exacto  y  letal,  como  calibraría  el  viento  y  la


              elevación  en  uno  de  sus  disparos  de  larga


              distancia  desde  la  torre,  sabía  con  escalofriante


              precisión  lo  peligroso  que  resultaría  vivir  aquí


              solo, sin mí y sin Jasper —y luego solo sin mí— a



              modo de sistema de alarma. Me refiero a que no


              me había dado cuenta de hasta dónde llegaba la


              simbiosis. Y aquello hacía aún más conmovedora


              su  arisca  aunque  breve  resistencia  a  que  me


              marchase. La cesta de granadas. Quería decirme


              que  éramos  familia,  que  lo  pasase  bien  a  mi


              modo, que tuviese cuidado, pero no por él, sino



              por mí.




                     Y  aquellas  otras  salidas.  La  pesca  y  la  caza


              que  él  sabía  que  eran  más  que  nada  por


              diversión  o  por  necesidad  psicológica,  como  los


              permisos de los soldados, y que para él suponían


              un riesgo mortal. Pero nunca puso pegas.




                     Aquella             era         su         habitación:                un         poco


              conmovedora, un poco peculiar.




                     Me  volví.  El  Abuelo  estaba  en  la  puerta








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