Page 499 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Y entonces oímos el doble disparo y el grito.




                     Y  echamos  a  correr  pasillo  abajo,  escalera


              abajo,  por  la  planta  baja  parcialmente  arrasada,


              hasta salir a la dolorosa luz del sol.




                     La Bestia estaba a unos cuantos metros, en la


              rampa  que  servía  de  calle  de  rodaje  para  esas


              casas  del  norte.  Cima  estaba  agachada  debajo


              del ala, intentando volverse tan pequeña como la


              rueda.




                     El  Abuelo  se  paró  en  seco  y  casi  lo  tiré  al


              suelo al chocar contra él.




                     Espera.




                     Se protegió los ojos para observar el terreno.


              Cima  seguía  agachada  junto  al  avión  y  señaló


              hacia mi hangar, que estaba cerrado. Me refiero a


              la parte que seguía intacta. No estaba herida, se



              había  echado  al  suelo  al  oír  el  ruido  de  los


              disparos.




                     Y el Abuelo se puso en movimiento.




                     Es él, dijo.




                     Lo  alcancé  y  lo  adelanté  con  tres  zancadas.


              Nunca  sabes  lo  que  sientes  por  una  persona







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