Page 95 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Pasé por delante de la torre en la oscuridad.
El camino que discurría entre arbustos absorbía y
reflejaba la luz de la Vía Láctea y mostraba sus
curvas claramente. Pasé por el objetivo de los
disparos, una mancha negra que no era la
sombra de la artemisa. No me estremecí ni sentí
nada en especial. Notaba el viento. Bajaba de las
montañas del oeste y, aunque debería haber
traído el frío de la nieve, era tibio y olía a tierra, al
cedro de las laderas más bajas y la picea de más
arriba. Como piedras que emergen del hielo.
Líquenes y musgo. Me pareció percibir esos
olores. El olor de la primavera.
Estábamos a mediados de abril, demasiado
pronto para un auténtico deshielo, pero las
antiguas referencias estacionales ya solo eran
cosa de la nostalgia. Ese invierno había nevado
en las montañas pero los dos años anteriores las
cimas no habían retenido casi nada, se habían
quedado secas. Eso me daba más miedo que los
ataques o la enfermedad.
Quedarse sin truchas era malo. Quedarse sin
el arroyo era muchísimo peor.
Todavía subía a la montaña a pescar. Ya no
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