Page 1092 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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consumidas.
Estaba loca de dolor. Lanzó un agudo gemido
ultrasónico y describió un giro acrobático mientras
enviaba pequeñas llamadas de socorro, tratando de
encontrar por el eco otras polillas, palpando con sus
antenas a través de capas de percepción poco claras y
aferrándose a cualquier cosa que remedase una
respuesta.
Estaba completamente sola.
Se alejó girando del tejado, de la estación de la calle
Perdido, de aquel osario en el que yacían sus hermanas
destrozadas, del recuerdo de aquel aroma imposible, se
alejó girando del Cuervo y de las garras de la Tejedora
y de los grandes dirigibles que la acechaban, de la
sombra de la Espiga tendida en dirección a la
intersección de los ríos.
La polilla asesina volaba sumida en la miseria, en
busca de un lugar para descansar.
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