Page 1093 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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                Mientras tanto, los derrotados milicianos se reunían

            y comenzaban a asomarse una vez más por el borde del


            tejado, viendo los pies de Isaac, Derkhan y Yagharek.

            Ahora se mostraban más cautos.

                Tres  rápidas  balas  cayeron  sobre  ellos.  Una  envió


            volando al aire oscuro a un oficial, que cayó sin decir

            una palabra y destrozó con su peso una ventana que


            había cuatro pisos más abajo. Las otros dos, al impactar

            rápidamente  en  la  superficie  de  ladrillos  y  piedra,

            levantaron una lluvia de fragmentos.


                Isaac levantó la mirada. Una figura vaga se asomaba

            por un saliente, unos siete metros por encima de ellos.


                —  ¡Es  Mediamisa  de  nuevo!  —gritó—.  ¿Cómo  ha

            llegado hasta allí? ¿Qué está haciendo?

                —Vamos  —dijo  Derkhan  con  brusquedad—.


            Tenemos que irnos.

                Los  soldados  seguían  escondidos  a  poca  distancia

            por debajo de ellos. Cada vez que alguno se atrevía a


            levantarse y se asomaba sobre la cornisa, Mediamisa le

            disparaba.  Los  tenía  atrapados.  Uno  o  dos  de  ellos

            trataron de devolver el fuego, pero sus esfuerzos eran


            intermitentes, desmoralizados.

                Justo  por  encima  de  la  línea  de  los  tejados  y  las


            ventanas,  formas  poco  claras  estaban  descendiendo

            suavemente  desde  el  dirigible,  deslizándose  sobre  la




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