Page 150 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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La voz era doliente y cansina, aguda y cruda, pero
no emitía ninguno de los sonidos alienígenos de la
garganta de Yagharek. La criatura abandonó la
oscuridad. Isaac abrió los ojos boquiabierto para
proclamar su triunfo y su maravilla, pero el grito mutó
hasta morir en un estertor espectral.
La figura ante Isaac y Derkhan temblaba y se rascaba
el estómago. La carne colgaba fofa, como la de un
escolar seboso. La piel era pálida, cubierta de manchas
producto del frío y la enfermedad. La mirada de Isaac
recorrió todo el cuerpo con desmayo. Extraños nudos
surgían de los deformes dedos de los pies: las garras
arrancadas por los niños. La cabeza estaba envuelta en
plumas, pero estas eran de todas las formas y tamaños
y surgían al azar de la corona y el cuello en una capa
gruesa, irregular, insultante. Los ojos que observaban
miopes a Isaac y a Derkhan eran humanos, y luchaban
por abrir unos párpados incrustados de reuma y pus.
El pico era grande y manchado, como el peltre viejo.
Tras la criatura se estiraba un par de alas sucias y
hediondas. La envergadura total no superaba el metro
ochenta. Mientras Isaac observaba, se abrieron tímidas,
se sacudieron y comenzaron a agitarse espasmódicas.
Pequeñas muestras mucosas caían de ellas en su
temblor.
El pico de la criatura se abrió y, bajo él, Isaac acertó a
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