Page 179 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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—Gracias —murmuró.
— ¿Ha ido todo bien?
—Claro que no —saltó ella, girándose.
A su espalda, creyó oír un inmenso aleteo a través de
las paredes de madera.
Deshizo su camino por aquella cámara de extraños
animales, comprendiendo a medio camino que aún se
aferraba a la caja, ahora vacía, en la que había traído a
los gusanos. La dobló y se la metió en el bolsillo.
Cerró tras ella la puerta telescópica que daba a la
inmensa cámara de oscuras, violentas formas. Recorrió
el pasillo blanco hasta llegar al fin a la antecámara del
Investigación y Desarrollo y atravesó la primera y
pesada puerta.
La cerró y atrancó antes de girarse aliviada para
unirse a sus colegas de blanco, que miraban por sus
femtoscopios, leían tratados o conferenciaban en voz
baja junto a las puertas que conducían a otros
departamentos. Cada una de estas puertas mostraba
una leyenda en rojo y negro.
Mientras la doctora Magesta Barbile volvía a su
banco para realizar su informe, echó un rápido vistazo
por encima del hombro a las advertencias de la puerta
que acababa de atravesar.
Riesgo biológico. Peligro. Se exige precaución
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