Page 185 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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glándula dilatando los esfínteres labiales, contrayendo
y estirando, girando y suavizando la masa hasta darle
forma.
Usaba el nácar opalescente de su esputo con
habilidad. No obstante, en ciertas zonas los tonos de la
horrísona carne del señor Motley eran demasiado
espectaculares, demasiado llamativos, imposibles de
representar. Lin buscaba y elegía un puñado de bayas
de color dispuestas en la paleta, creando sutiles
combinaciones al comerlas, como un cuidadoso cóctel
de rojos, azules, amarillos, púrpuras y negros.
El vivido jugo pasaba de la boca a los peculiares
derroteros intestinales, hasta llegar a un adjunto de su
saco torácico principal. En cuatro o cinco minutos,
podía diluir la mezcla cromática con el esputo khepri.
Después rezumaba el líquido con delicadeza y lograba
degradados, asombrosos tonos en patrones sugerentes
que se coagulaban rápidamente y cobraban forma.
Solo al final de las horas de trabajo, hinchada y
exhausta, con la boca hedionda por el ácido de las
bayas y el mustio sabor a tiza de la pasta, Lin podía
girarse y ver su creación. Tal era la habilidad de las
artistas glandulares, pues trabajaban a ciegas.
La primera de las piernas del señor Motley ya
cobraba forma, decidió, con cierto orgullo.
Las nubes visibles a través de las claraboyas se
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