Page 292 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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quieres que te arranque la cabeza.

                Gazid se puso como pudo en pie y rompió a gritar.

                —  ¡Estás  como  una  puta  cabra,  Isaac!  Creía  que


            éramos amigos...

                El moco, las lágrimas y la sangre se mezclaban en el

            suelo.


                — Sí, pues mira, creíste mal, ¿no, viejo? No eres más

            que  un  puto  desgraciado,  un...  —Isaac  se  detuvo  y


            observó atónito.

                Gazid estaba inclinado contra las jaulas vacías sobre

            las que descansaba la caja del ciempiés. Isaac podía ver


            al  grueso  gusano  agitándose,  excitado,  retorciéndose

            desesperado  contra  la  cárcel  de  alambre,  temblando


            con repentinas reservas de energía hacia Gazid.

                Lucky  aguardaba,  aterrorizado,  a  que  Isaac

            terminara.


                — ¿Qué? —aulló—. ¿Qué vas a hacer?

                —Cállate —siseó Isaac.

                El ciempiés era más delgado de lo que había sido al


            llegar,  y  sus  extraordinarios  colores  de  pavo  real  se

            habían apagado; pero sin duda estaba vivo. Se agitaba

            por la pequeña jaula, tanteando el aire como el dedo de


            un ciego, dirigiéndose hacia Gazid.

                —No  te  muevas  —siseó  Isaac,  acercándose.  El


            aterrado Gazid obedeció y siguió su mirada, abriendo

            los  ojos  al  ver  al  enorme  gusano  moviéndose  en  la




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