Page 767 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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que ascendieran sin parar.

                Los guerreros obedecieron y se deslizaron por el aire

            hasta reunirse. Sacaban fuerzas los unos de los otros,


            controlándose mediante la disciplina. De repente eran

            una  línea  en  una  división  militar,  cinco  derechos

            cegados  y  encarados  hacia  abajo,  con  las  bocas


            dispuestas  para  lanzar  su  esputo  abrasador.  Los

            manecros  rastreaban  ávidos  los  cielos  mediante  los


            espejos  de  sus  cascos.  Su  rostro  apuntaba  hacia  las

            estrellas.  Los  espejos  estaban  orientados  hacia  abajo,

            con  lo  que  disfrutaban  de  una  visión  de  la  ciudad


            oscura,  una  demente  aglomeración  de  teselas,

            callejuelas y cúpulas de cristal.


                Vieron cómo las polillas se aproximaban a increíble

            velocidad.

                ¿cómo  nos  huelen?,  inquirió  nervioso  un  izquierdo.


            Bloqueaban sus poros mentales lo mejor que podían.

            No  esperaban  sufrir  una  emboscada.  ¿Cómo  habían

            perdido la iniciativa?


                Pero, cuando las polillas se lanzaron hacia ellos, los

            izquierdos vieron que no habían sido descubiertos.

                La bestia mayor, al frente de la caótica cuña de alas,


            estaba cubierta por un peso parpadeante. Vieron que el

            temible  armamento  de  las  polillas,  sus  tentáculos


            dentados y los miembros serrados, lanzaba destellos y

            cortaba. Sus enormes dientes mascaban el aire.




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