Page 84 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Dos largas trincheras de carne en los omoplatos de

            Yagharek mostraban un tejido retorcido y enrojecido

            que  parecía  hervir.  Unas  feas  grietas,  heridas  mal


            curadas, se extendían como pequeñas venas desde las

            erupciones. Las tiras de carne malfadada a ambos lados

            de  la  espalda  medían  unos  cuarenta  y  cinco


            centímetros, y quizá diez en su punto más ancho. La

            expresión  de  Isaac  estaba  torcida  con  simpatía:  las


            oquedades estaban cuajadas con toscos cortes, lo que le

            hizo comprender que le habían serrado las alas. No se

            trataba de un único corte repentino, sino de una larga


            y tortuosa desfiguración. Se encogió.

                Unos delgados nudos óseos se movían y flexionaban;


            los músculos se estiraban, grotescamente visibles.

                —  ¿Quién  hizo  esto?  —  dijo  Isaac  entre  dientes

            apretados. Las historias eran ciertas, pensó. El Cymek es


            una tierra realmente salvaje.

                Se produjo un largo silencio antes de que Yagharek

            respondiera.


                — Y o... yo lo hice.

                Al principio, Isaac pensó que no había oído bien.

                — ¿Qué quieres decir? ¿Cómo coño... podrías...?


                — Yo lo provoqué — gritó el garuda—. Es justicia.

            Fui yo quien hizo esto.


                — ¿Es un castigo? Joder, la hostia, ¿qué... qué hiciste?

                —  ¿Juzgas  la  justicia  garuda,  Grimnebulin?  Me




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