Page 80 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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de saber siempre que podían.

                La  biblioteca  tenía  cientos  de  años  de  antigüedad,

            con  manuscritos  en  incontables  lenguas,  tanto  vivas


            como muertas: el ragamoL, del que el idioma de Nueva

            Crobuzon era un dialecto; el hotchi; el vodyanoi félido

            y  el  del  sur;  el  alto  khepri;  y  muchos  otros.  Incluso


            contenía  un  códice,  aseguró  Yagharek  con  evidente

            orgullo, escrito en el secreto dialecto de los recuerdos


            manuales. Isaac no dijo palabra, avergonzado por su

            ignorancia. Su imagen de los garuda se desmoronaba

            minuto  a  minuto.  Eran  algo  más  que  salvajes


            dignificados.  Ya  es  hora  de  que  consulte  mi  propia

            biblioteca y aprenda algo sobre ellos. Cerdo ignorante, hijo de


            puta, se reprochó.

                —  Nuestra  lengua  carece  de  forma  escrita,  pero

            hemos aprendido a leer y escribir muchas otras lenguas


            a  lo  largo  del  tiempo  —decía  Yagharek  —.

            Comerciamos  con  libros  con  viajeros  y  mercaderes,

            muchos  de  los  cuales  pasan  por  Nueva  Crobuzon.


            Algunos son nativos de esta ciudad. Es un lugar que

            conocemos bien. He leído la historia, los relatos.

                — Entonces ganas, compañero, porque yo no sé una


            mierda  de  tu  hogar  —respondió  abatido  Isaac.  Se

            produjo un silencio. Volvió a mirar a Yagharek.


                — Aún no me has dicho por qué estás aquí.

                El  garuda  apartó  la  vista  y  miró  por  la  ventana.




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