Page 927 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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escuchaba  el  susurro  crepitante  de  las  antorchas

            alzadas.  Al  otro  lado  de  la  calle  se  encontraba  el

            pequeño paseo en el que esperaban sus compañeros,


            cuyas antorchas seguían apagadas. Yagharek se estiró

            tratando de ver en la oscuridad, pero no pudo.

                Al final de la calle situada junto al muro de la cúpula,


            bajo los achaparrados y tapiados restos de la casa en la

            que,  se  percató  Isaac,  se  encontraba  el  nido  de  las


            polillas  asesinas,  podía  verse  un  grupo  de  cactos.

            Frente a ellos, en el lugar en el que la carretera se unía

            a otras y giraba hacia el templo y el centro de la cúpula,


            pequeños grupos de guerreros cactos corrían en todas

            direcciones.


                —Por  los  dioses,  deben  de  haber  oído  todo  ese

            tumulto —siseó Isaac—. Será mejor que nos movamos

            cuanto  antes  o  estamos  muertos.  De  uno  en  uno  —


            agarró a Yagharek y apoyó los brazos contra la espalda

            del garuda—. Tú primero, Yag. Eres más rápido y más

            difícil  de  ver.  Vete.  Vete.  —Empujó  a  Yagharek  a  la


            calle.

                Yagharek  no  era  torpe  de  pies.  Ganó  rápida  y

            fácilmente velocidad. No era una huida empujada por


            el pánico que pudiera llamar la atención. Mantuvo un

            paso lo suficientemente lento como para que, si uno de


            los cactos entrevia movimiento, pudiera pensar que se

            trataba de uno de ellos. Las sombras y la inmovilidad




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