Page 167 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


                  El contacto de los pies con la alfombra fue una


               impresión  súbita  y  emocionante.  Parecía  el



               mismo material que cubría el suelo de la oficina,


               pero  no  estaba  podrido,  sino  seco,  intacto;  se


               hundía  en  él  hasta  los  tobillos.  Era  como


               caminar  en  una  nube.  Debía  ser  terriblemente


               caro;  sin  embargo,  lo  habían  puesto  por


               hectáreas en ese vestíbulo público.


                  —Voy a dormir —dijo al casco.



                  Se acomodó sobre la alfombra‐nube y dejó que


               ésta le envolviera.





                  VI





                  Una  aurora  gris.  Se  restregó  un  poco  contra


               aquella lujuriosa alfombra. El techo presentaba


               mil  tonos  de  color,  dispuestos  vagamente  en


               espiral. Uno podía volverse loco mirándolo, sin



               saber jamás a qué distancia se encontraba. Cerró


               los ojos y volvió a dormitar.


                  «Bajé  sólo  para  morir»,  pensó.  Y  en  seguida


               dijo:


                  —Pirssa,  ¿cómo  supones  que  voy  a  morir?


               ¿Ataque al corazón?


                  No hubo respuesta. El casco estaba allí, junto a



               su mano. Lo acercó y repitió la pregunta.


                  —No creo —dijo Pirssa.

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