Page 400 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


                  —Es  que  tengo  ganas  de  darme  de  cabeza


               contra  una  pared.  Cuando  me  acuerdo  de  la



               forma en que te obligué a atacarme y cómo te


               arrojé  ese  colagato  a  la  cara,  con  los  dientes


               listos…


                  No sabía cómo decir «perdona» en varones.


                  —Qué extraña es tu manera de pensar. Sabes


               bien lo que esperabas. Un Gording joven, fuerte,


               de  pelo  negro,  que  se  agarrara  a  tus  rodillas,



               llorara  contra  tu  velludísimo  pecho  y  te


               ofreciera sus mujeres.


                  Gording se echó a reír y agregó:


                  —Sí,  creo  que  así  piensas.  Pero  no  son  mis


               mujeres. Se pertenecen a sí mismas, como yo me


               pertenezco  a  mí  mismo,  según  y  conforme  lo


               permitan  los  Varones.  ¿Recuerdas  cómo


               reaccionaron las mujeres cuando hablaste de un


               hombre para cada mujer?



                  —Más o menos.


                  —Tu modo de vida debía de ser muy extraño.


               ¿No sabes que a veces las mujeres no quieren a


               los  hombres?  ¿Qué  hace  el  compañero  en  ese


               caso? ¿Pide prestada la mujer de otro?


                  Gording se mostraba realmente divertido, y su


               actitud  de  tranquilidad  resultaba  contagiosa.



               Corbell se recostó más en el asiento, diciendo:





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