Page 395 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven Un mundo fuera del tiempo
—No conozco los códigos.
—Oh, por…
Corbell apretó cinco veces la figura del reloj de
arena tumbado. Fue lo primero que se le
ocurrió, y estaba bien: los Cuarteles de la Policía
Internacional de Sarash‐Zillish. El coche salió
disparado.
Corbell miró hacia atrás, directamente a los
ojos de Skatholtz, antes de que éste se dejara
caer, con toda prudencia. Había perdido la
espada. Debería de haber estado en la calle, tras
él, pero no era así.
La sangre manaba de las pantorrillas de
Corbell e impregnaba el material esponjoso que
tapizaba el interior del coche. No podía hacer
nada al respecto. Ni siquiera tenía un trapo
limpio para vendarse las heridas. Y le escocían.
—Enrosca la hebra a la piedra —indicó
Gording—. Hazlo ahora mismo, antes de que te
cortes.
Corbell obedeció. La hebra era fina como una
tela de araña, difícil de encontrar. Lo hizo con
prudencia. Mientras tanto, el coche giraba a
derecha e izquierda, esquivando matas, árboles
y montones de basura.
II
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