Page 23 - Kraken - China Mieville
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—Los  ojos  debían  de  tener  veintitrés  o


             veinticuatro centímetros de diámetro —diría Billy.



             La  gente  lo  mediría  con  los  dedos,  y  los  niños


             abrirían  bien  los  ojos  como  para  imitarlo—.  Sí,


             como platos. Como platos llanos.




                    Lo decía todas las veces, siempre pensando en


             el perro de Hans Christian Andersen.




                    —Pero es muy difícil mantener frescos los ojos,


             así que ya no están. Le inyectamos lo mismo que


             hay dentro del tanque para evitar que se pudriera


             desde dentro. Estaba vivo cuando fue capturado.




                    Aquello  provocaría  ahogadas  exclamaciones


             de  asombro.  Visiones  de  un  ejército  de  bucles,


             veinte  mil  leguas,  un  combate,  hacha  en  mano,



             contra una blasfemia salida de las profundidades.


             Un cilindro predador hecho de carne, miembros


             desenroscándose como cuerdas, hallando la borda


             de un barco con pavorosa aprehensión.




                    No  había  sucedido  nada  de  eso.  En  la


             superficie, un calamar gigante era una cosa débil,


             desorientada,  moribunda.  Aterrado  por  el  aire,


             aplastado  por  su  propio  ser,  probablemente  se


             limitó a resollar a través de su sifón y a quedarse


             paralizado, una masa gelatinosa agonizante. Poco



             importaba.  Fuera  como  fuese,  no  se  podía


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