Page 28 - Kraken - China Mieville
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En cuanto Billy empezó a lamentarse se vio
rodeado de compañeros, todos asomándose y
pidiendo explicaciones de lo que estaba pasando
y, ¿qué narices, dónde estaba, dónde estaba el
puñetero calamar?
Sacaron a los visitantes del edificio a toda prisa.
Más tarde, lo único que recordaba Billy del
momento en que los despacharon a todos eran los
sollozos del niño, desolado porque no le habían
enseñado lo que había ido a ver. Llegaron
biólogos, guardias, conservadores, a mirar con
cara de bobos el enorme vacío en la sala del tanque.
—¿Qué…? —decían, igual que había hecho
Billy, y—: ¿Dónde…?
Corrió la voz. La gente iba de aquí para allá a
toda velocidad, como si estuvieran buscando algo,
como si hubieran descolocado algo sin querer y lo
fueran a encontrar debajo de un armario.
—No puede ser, no puede ser —decía una
biofísica llamada Josie, y no, no podía ser que
hubiera desaparecido, tantos metros de carne
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