Page 329 - Kraken - China Mieville
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armadura de bronce, con las hachas que los habían


             matado                sobresaliendo,                      ensangrentadas                        y



             cortésmente ignoradas en su carne fingida, como


             gigantescas etiquetas en la piel, estupefactos ante


             la  militante  e  inhumana  sombra  escultural  en


             ascenso, estupefactos ante su contrario viajero del


             que no se había escrito ni una línea en ninguna de


             las  resmas  de  parrafadas  específicas  de  los


             panteones  concernientes  a  lo  que  el  muerto



             afrontaría, todos mirando con franqueza a aquel


             intruso,  ese  guerrillero  de  clase,  erróneamente


             ubicado  en  el  mito,  o  mirándolo  de  soslayo  y


             presentándose educadamente, o no, dependiendo


             de  las  normas  culturales  que  aún  no  habían


             aprendido y valieran para los vivos.




                    Wati  el  rebelde  no  respondía.  Continuaba  su


             ascenso desde el inframundo. Es un largo camino,


             cualquiera  que  sea  la  muerte  que  elijas.


             Ocasionalmente, Wati el retroescatonauta miraba


             a los que se le acercaban y, al oír un nombre, o al



             vislumbrar una semejanza en el recuerdo, le decía


             al asombrado nuevo muerto: «Oh, yo conocí a tu


             padre  (o  quien  fuera)  hace  muchos  kilómetros»,


             hasta  que  varias  generaciones  de  muertos


             contaron  historias  acerca  del  caminante  errado,


             que  se  alejaba  penosamente  de  un  cielo  sin




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