Page 330 - Kraken - China Mieville
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ocupación, y debatían qué suerte de vidente era, o
lo que quiera que fuera, y consideraban que era
señal de buena suerte toparse con él en su viaje
final. Wati era una fábula que contaban los
muertos antiguos a los nuevos muertos. Hasta
que… hasta que, afuera que salió, cruzando la
entrada a Annwn, o las puertas del cielo, o el
acceso a Mictlán (no prestaba atención), y hasta
aquí. Donde está el aire, donde viven los vivos.
En un lugar donde había algo más que hacer
que no fuera viajar, Wati miró y vio relaciones que
recordaba.
Con algo de nostalgia somática por su primera
forma, penetraba en los cuerpos de las estatuas.
Veía dar y recibir órdenes, y volvía a encenderse.
Había demasiado por hacer, demasiado que
rectificar. Wati buscó a aquellos que eran como él
había sido. Aquellos que habían sido construidos,
hechizados, mejorados por la magia para hacer lo
que los humanos les decían. Se convirtió en su
organizador.
Empezó con los casos más sangrantes: esclavos
por arte de magia; escobas forzadas a transportar
cubos de agua; hombres de arcilla obligados a
pelear y a morir; figuritas hechas de sangre y sin
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