Page 632 - Kraken - China Mieville
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nunca. Descubrió que sus piernas habían
aprendido las tretas que Dane había empleado por
él en su andar, que ahora él caminaba con un ritmo
de autocamuflaje. Que buscaba la penumbra de
forma automática, que procedía como un soldado
que quiere pasar desapercibido. Llevaba agarrado
el fáser dentro del bolsillo, y vigilaba su entorno
con avidez.
Así, solo, Billy llamó a la puerta trasera de una
tienda de bocadillos de Dalston. Una iglesia y una
sala de muestras de alfombras de Clapham. Un
McDonald’s de Kentish Town.
—Wati me ha dicho que podéis ayudarme —
decía una y otra vez a los suspicaces individuos
que respondían.
La mejor manera de abordarlos era no hablar
nunca con nadie sobre nada. La comunicación
podía significar implicarse en alguna disputa que
ni te imaginabas que estuviera produciéndose,
tomar partido, firmar inadvertidamente sobre una
línea de puntos. Aun así.
Conseguidores y acudidores tenían sus
propios escenarios. Salas y chabolas con internet,
donde los hombres y mujeres contratados por sus
fes para robar, torturar, asesinar, cazar y conseguir
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