Page 638 - Kraken - China Mieville
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—¿Ha descubierto algo en esa misión suya?




                    —Si  fuese  verdad…  —dijo  Collingswood.  Se


             columpió en la silla para poder situarse de frente a


             Vardy. Su encarnación digital continuaba con sus



             aventuras—. ¿Tendría miedo?




                    Arqueó las cejas.



                    —Tengo miedo de toda clase de cosas.




                    —¿Lo tendría?




                    —Ahí fuera no andan cortos de sectas asesinas.




                    —Exacto.




                    Collingswood había enchironado a miembros


             de algunas de ellas personalmente. Hermanas de


             la  Soga,  neothugistas,  teologías  del  kitsch



             nietzscheano. Eran como los lectores más crudos


             de Colin Wilson y de Sade, aficionados a Sotos y a


             un  cierto  género  de  «transgresión»  trillada,  un


             moralismo de BBC invertido. Glorificaban lo que,


             singularmente,                      consideraban                     la        voluntad,


             difamaban  a  la  humanidad  por  borrega,


             divagaban acerca del asesinato. Su banalidad no



             significaba que no pudieran ser peligrosos nunca,


             no  perpetraran  atrocidades  para  gloria  de  sí


             mismos,  o  de  la  de  alguna  deidad  lovecraftiana


             que,  según  decidieran  ellos  de  forma  totalmente

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