Page 646 - Kraken - China Mieville
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                    —Quiero hablar con alguien que entienda a los


             ángeles  —dijo  Billy,  y  el  intermediario  hizo


             llamadas telefónicas, envió correos electrónicos, se


             metió en mensajería instantánea y colgó consultas



             en foros de debate. Al final le dijo a Billy adónde


             acudir.




                    —Vale, ya sabe que vas. Si no, no sería bueno.




                    —¿Qué estoy buscando? —dijo Billy—. ¿Quién


             va a reunirse conmigo?




                    —¡Quién va a ser! Un exángel.




                    Eso  superaba  con  creces  las  expectativas  de


             Billy.  No  un  especialista,  o  un  fanático  de  los


             ángeles,  sino  un  semimiembro  de  la  mismísima


             tribu  del  tarro  con  quien  poder  hablar,  por  así


             decirlo.  Difícilmente  podía  uno  entender  a  los


             custodios  de  los  museos:  ellos  trabajaban  con  el


             recuerdo, que no era humano. Lo que hablaban no



             se asemejaba a una lengua. Pero cuando dejaban


             de  ejercer,  persistían,  unos  cuantos  años  más,  y


             entonces  empezaban  a  parecerse  más  a  los


             hombres y a las mujeres, en virtud de una suerte

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