Page 649 - Kraken - China Mieville
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trémula por turnos en cada uno de ellos, hacia su


             telos  láctico,  leal  a  alguna  economía  de  la



             Commonwealth.  De  la  sala  de  nueva  Zelanda,


             pensó Billy.




                    Notaba  su  atención,  su  esencia  menguante.


             Cuando                el       instituto            estaba            abierto,            este


             mnemophylax  había  marcado,  a  altas  horas,  los


             corredores  con  un  paso  que  imitaba  al  mito  de


             Tauro. Había protegido ese engendro de palacio


             de  la  memoria  de  las  fuerzas  de  los  tiempos


             iracundos  o  de  la  colérica  magia  poscolonial.  El



             desinterés público había acabado matándolo, y lo


             había  dejado  solo  y  posmuerto  y  repleto  de


             historias.




                    Oí  que  ibas  a  venir.  Su  voz  sonaba  distante.


             Trataba  de  hablarle  a  Billy  sobre  las  peleas  que


             había  tenido.  Las  referencias  eran  inhumanas.


             Trataba de contar historias que carecían de sentido


             y se diluían en la nada, dejando a Billy asintiendo


             educadamente a cada anécdota ausente. Con una


             tos,  tan  refinada  como  si  lo  hubieran  invitado  a



             tomar el té, Billy lo devolvió al asunto que se traía


             entre manos.




                    —Me dijeron que podías explicarme qué está


             pasando —dijo—. Uno de los tuyos me ha estado




                                                                                                          648
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