Page 691 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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corriente y decidle que Vitas y yo necesitamos su


              consejo.



              Alpash se dirigió al interior de la nave, alejándose


              de  la  zona  de  la  Tripulación  Principal  y  de  la

              mayor  parte  de  los  dormitorios  que  Holsten


              conocía.  El  clasicista  se  apresuró  tras  él,  sin


              ningún  deseo  de  quedarse  con  Karst,  y  mucho

              menos de perderse en los espacios parpadeantes


              y devastados de la Gilgamesh. Todo lo que veía


              contaba la misma historia de lenta autólisis, de


              canibalización  de  las  piezas  y  sistemas  menos

              importantes  para  reparar  problemas  de  mayor


              prioridad.  Las  mamparas  estaban  abiertas,  los


              huesos de la nave al descubierto. Las pantallas

              emitían estática, o estaban oscuras como pozos.


              Aquí y allá había pequeños grupos de la tribu,


              aún dedicados al trabajo esencial de mantener la


              nave en marcha a pesar de la crisis inminente, con

              las  cabezas  juntas  como  si  fueran  sacerdotes


              murmurando sus dogmas.



              —¿Cómo  sabéis  cómo  reparar  la  nave?  —


              preguntó  Holsten  a  espaldas  de  Alpash—.  Ha

              pasado…  No  sé  cuánto  tiempo  ha  pasado.  Ni


              siquiera  desde  la  muerte  de  Guyen,  no  sé.  ¿Y


              pensáis que podéis mantener la nave en marcha?

              ¿Solo  con…?  ¿Qué  habéis…?  ¿Aprendéis  cómo


              hacer  que  funcione  una  nave  espacial  de


              memoria, o…?


              Alpash lo miró, con el ceño fruncido.






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