Page 694 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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primeros progenitores del linaje de Alpash
habían luchado junto a su reina guerrera y el
equipo de Seguridad de Karst… algunos de los
cuales seguramente habrían sido despertados
recientemente, con recuerdos vívidos de
acontecimientos que para Alpash debían ser
objeto de cantos, relatos y leyendas extrañamente
distorsionadas.
Una pantalla solitaria colgaba ladeada sobre las
raíces arrancadas de la instalación de grabación,
parpadeando malévolamente con patrones
dispersos. Como si el fantasma de Guyen siguiera
atrapado en su interior, pensó Holsten. Casi de
inmediato, creyó que veía, por un momento, la
cara distorsionada por la ira del viejo
comandante en las estrías de ráfagas de la
pantalla. O quizá habían sido los rasgos propios
del Viejo Imperio de Avrana Kern.
Estremeciéndose, se apresuró a seguir a Alpash.
El lugar en el que terminaron había sido un
almacén, supuso. Ahora solo guardaban una cosa
ahí: una única cámara de suspensión. Ante el
pedestal había un grupo de pequeños objetos,
iconos de plástico moldeado para aproximarse a
la figura femenina: ofrendas de los hijos
adoptivos, y de los hijos de estos, a la madre
guardiana de la especie humana. Por encima de
este despliegue desesperado de esperanza y fe
había pegados pequeños trozos de tela arrancada
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