Page 729 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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incluso  si  pudiésemos,  nos  encontraríamos  en  la


              situación de esos dos prisioneros forzados a confiar y


              arriesgarse,  o  condenar  al  otro  para  salvar  aunque

              fuera un poco el propio pellejo.



              Entonces               llegó           una          nueva              transmisión,


              directamente del planeta a la nave, más débil que


              antes,  pero  claro,  ya  no  usaba  el  satélite  para

              retransmitir.  Una  sola  palabra  en  Imperial  C,


              pero completamente clara en su significado.



              Fallásteis.



              Holsten se quedó mirándola, abrió la boca dos o


              tres veces, a punto de reclamar la atención de los

              demás, y luego envió un mensaje sencillo en la


              misma frecuencia.



              ¿Doctora Avrana Kern?



              Os dije que os fuerais de aquí, llegó de inmediato la

              siniestra respuesta.



              Holsten trabajó rápidamente, consciente de que


              no  estaba  negociando  ahora  en  nombre  de  la

              Gilgamesh,  sino  como  el  último  clasicista  de  la


              Tierra enfrentado a la historia desnuda.



              No tenemos elección. Necesitamos abandonar la


              nave. Necesitamos un mundo.



              Os  envié  a  un  mundo,  simios  desagradecidos.  La

              transmisión venía del planeta, en fuertes pulsos


              entre el caos general de señales.











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