Page 771 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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ligero cambio en la composición del aire, pero
para entonces la insidiosa arma ya está causando
el caos.
Los guerreros gigantes a los que Portia ha
derrotado han recibido una versión concentrada
de la droga. Portia los examina ahora con
curiosidad. Ve que sus extraños y peculiarmente
móviles ojos se contraen y se sacuden,
conducidos de un lado para otro por la visión de
horrores invisibles cuando la sustancia ataca su
cerebro. Todo va según el plan.
Portia quiere quedarse un poco más y atarlos,
pero no tienen tiempo, y no sabe si la mera seda
podría retener a monstruos tan gigantescos.
Habrá que confiar en que la incapacidad inicial,
que ya habían comprobado en los sujetos de
prueba mamíferos, tenga las consecuencias
permanentes deseadas. Sería inconveniente si los
gigantes lograsen recuperarse de alguna forma.
El pelotón de Portia sigue adelante, veloz y
decidido. La sustancia resulta inofensiva para su
propia fisiología, pasando por sus pulmones
laminares sin causar efecto.
Poco después, llegan a una sala repleta de
gigantes. No están armados, y son de diversos
tamaños, lo que Portia supone que indica que son
adultos y jóvenes en diversos grados de muda.
Ya han sucumbido al gas invisible, y se
tambalean de un lado para otro, desmayándose
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