Page 782 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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especies que habían compartido el planeta con
ellos. Llegó el frágil culmen del Viejo Imperio,
cuando fueron como dioses, y caminaron entre
las estrellas, y crearon abominaciones en planetas
lejos de la Tierra. Y se asesinaron unos a otros de
formas que sus antepasados simiescos no habrían
podido soñar.
Y luego llegamos nosotros; los herederos de un
mundo herido, tratando de tocar las estrellas
mientras el suelo moría bajo sus pies, la
desesperada apuesta de la especie humana por
las naves arca. Nave arca, en singular: no sabemos
nada de las demás. Y habían seguido riñendo y
luchando entre sí, entregados a ambiciones
privadas, a disputas, a guerras civiles. Y entre
tanto nuestro enemigo, nuestro enemigo desconocido,
se ha vuelto cada vez más fuerte.
Lain se había aproximado a la escotilla, con el
bastón tintineando contra el suelo.
—Está caliente —dijo con voz queda—. Las
tenemos afuera. Están cortando.
—Máscarillas. —Holsten había encontrado
algunas, y le entregó una—. ¿Recuerdas?
—No creo que necesitemos ya un canal privado.
Holsten tuvo que ayudarla con las cintas, y
finalmente Lain se sentó, con las manos
temblando ante sí. Parecía pequeña, frágil y vieja.
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