Page 785 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
P. 785
—Son… —Se produjo una larga pausa, como si
Karst estuviera buscando torpemente entre el
contenido de su cerebro para dar con la palabra
justa—. Como nosotros… Son nosotros. Son…
como nosotros.
—¡Karst…!
—Vamos a entrar ahora. Todos nosotros. —Y
Holsten se vio asaltado por la imagen terrorífica
e irracional de una cáscara deshidratada y
marchita cubierta por un traje acorazado, pero
aún imposiblemente viva.
—Holsten. —Lain le apretó el brazo. El aire se
estaba cubriendo con una especie de neblina, una
leve niebla química; no era el arma asesina de las
arañas, sino lo que fuera que estaba perforando
la escotilla.
Entonces se abrió un agujero cerca de su borde
inferior, y algo entró por él. Durante un momento
se miraron mutuamente: los herederos de dos
ramas de antepasados arborícolas con ojos
grandes y mentes inquisitivas.
Holsten alzó el bastón de Lain. La araña era
enorme, pero solo respecto a otras arañas. Podría
reventarla. Podría abrir ese caparazón peludo y
reducir sus patas articuladas a pedazos. Podría
ser humano en ese último momento. Podría
recrearse en su habilidad para destruir.
784

