Page 318 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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—No  pretendas  manjares  en  tu  plato  —dijo  la


           mujer—. Conténtate con unas viejas lentejas, pues


           nos espera otro mundo mejor que éste.



           —Lo conozco —dijo Ettil.


           —Un mundo de paz —continuó la mujer.



           —Sí.



           —De serenidad.



           —Sí.



           —De leche y miel —dijo la vieja.



           —Sí, sí.



           —Y donde todos ríen.



           —Ahora me doy cuenta —dijo Ettil.



           —Un mundo mejor.


           —Mucho mejor. Sí, Marte es un hermoso planeta.



           —Oye —dijo la mujer, estirándose y dándole, casi,


           con la pandereta en la cara—, ¿te ríes de mí?



           —¿Por  qué?  No  —Ettil  se  sentía  confuso  y


           asombrado—. Pensé que hablaba usted de…


           —No de ese malvado, sucio y viejo Marte. ¡Créeme!


           Los  hombres  como  tú  arderán  siglos  y  siglos,  y


           sufrirán, y se cubrirán de pústulas negras, y serán


           horriblemente torturados.



           —Reconozco  que  la  vida  en  la  Tierra  no  es  nada

           agradable. La ha descrito usted muy bien.









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