Page 33 - El Horror De Dunwich - H P Lovecraft
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hasta el suelo.
Sobre la época en que terminaron las obras, la
gente advirtió que el viejo cobertizo de
herramientas, bien cerrado y con cualquier rendija
cubierta con tablas desde el nacimiento de Wilbur,
había sido abandonado una vez más. La puerta se
abría sin el menor ruido, y cuando Earl Sawyer
entró una vez que fue a venderle ganado al viejo
Whateley, quedó descompuesto por el singular olor
con el que se encontró: era un hedor, confesó más
tarde, como nunca había olido en su vida salvo
cerca de los círculos indios de piedras en las colinas,
y que no podía provenir de nada sano ni de esta
Tierra. Pero hay que tener en cuenta que las casas y
cobertizos de la gente de Dunwich nunca se
destacaron por la pureza de su olor.
Los meses siguientes carecieron de sucesos
manifiestos, salvo que todos atestiguaban la
existencia de un incremento lento pero firme de los
misteriosos ruidos en las colinas. La víspera del
primero de mayo de 1915 hubo temblores de tierra
percibidos incluso por los habitantes de Aylesbury,
mientras que en la siguiente víspera de Todos los
Santos se produjo un rumor subterráneo
extrañamente sincronizado con llamaradas —«otra
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