Page 44 - El Horror De Dunwich - H P Lovecraft
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Por  entonces,  Wilbur  era  ya  un  erudito  de


              conocimientos  sumamente  vastos  en  su  campo  y


              había  entablado  una  discreta  relación  por


              correspondencia  con  muchos  bibliotecarios  de



              distintos  lugares  donde  se  conservan  raros  libros


              prohibidos de la Antigüedad. En Dunwich era cada


              vez  más  odiado  y  temido  por  culpa  de  ciertas


              desapariciones  de  jóvenes  cuyas  pistas,  según  se


              sospechaba, iban a parar a su puerta; pero siempre


              fue capaz de silenciar las investigaciones mediante


              el  miedo  o  el  uso  de  aquel  fondo  de  antiguas



              monedas de oro que, como en la época del abuelo,


              aún seguía usando de modo regular y cada vez más


              frecuente para la compra de ganado. Su aspecto y


              altura  eran  ahora  de  suma  madurez  y,  habiendo


              alcanzado  la  talla  normal  de  un  adulto,  parecía


              sobrepasarla.




                     En  1925,  cuando  uno  de  sus  eruditos


              corresponsales de la Universidad de Miskatonic lo


              visitó,  para  partir  después  pálido  y  confundido,


              medía ya dos metros de altura.




                     A  lo  largo  de  los  años,  Wilbur  había  ido


              tratando a su madre albina y medio deforme con un



              creciente desdén, hasta que finalmente le prohibió


              acompañarlo a las colinas en la víspera del primer






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