Page 41 - El Horror De Dunwich - H P Lovecraft
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a  las  almas  que  cazan,  porque  les  pienso  dar


              bastante trabajo.




                     En  la  noche  de  las  Cosechas,  el  primero  de


              agosto de 1924, el doctor Houghton, de Aylesbury,


              recibió un aviso urgente de Wilbur Whateley, que



              se había precipitado en medio de la noche con el


              único caballo que le quedaba para telefonear desde


              el almacén de Osborn. El médico encontró al viejo


              Whateley en estado de suma gravedad, con el pulso


              alterado y una respiración estentórea que indicaban


              que se acercaba el fin. La hija albina y deforme y su


              nieto extrañamente barbudo estaban de pie junto al



              lecho  de  muerte,  mientras  que  del  abismo  vacío


              sobre ellos llegaba la inquietante sugerencia de un


              chapotear rítmico, como el de las olas en una playa


              baja. Sin embargo, lo que más perturbó al médico


              fue el parloteo de las aves nocturnas en el exterior;


              una legión, al parecer ilimitada, de chotacabras que


              gritaba            su        mensaje              interminable                   mediante


              repeticiones diabólicamente sincronizadas con los


              jadeos silbantes del moribundo. Era algo increíble y



              sobrenatural;  tanto,  pensó  el  doctor  Houghton,


              como toda esa región en la que se había internado


              de mala gana en respuesta a la llamada urgente.




                     Hacia  la  una  de  la  noche  el  viejo  Whateley






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