Page 136 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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balcón, pero tenía vista a un jardín donde crecían


              gardenias y boj. Sentado en su mesa, no podía ver


              el jardín, pero podía olerlo, especialmente cuando


              el viento venía del mar.





                 Runcible estaba sobre la mesa en la forma de un


              montón  de  papeles,  la  mayoría  de  ellos  firmados


              JOHN  PERCIVAL  HACKWORTH.  Abrió  el


              documento de Cotton. Todavía corría el pequeño


              dibujo industrial. Era evidente que Cotton se había


              divertido.  No  despedían  a  nadie  por  preferir  el


              fotorrealismo,  pero  el  aspecto  de  la  firma  del


              propio  Hackworth  estaba  tomado  de  una  de  las


              peticiones  de  patente del  siglo  diecinueve:  negro


              sobre  blanco,  las  sombras  de  grises  creadas  con


              diminutos trazos, tipos de letras pasados de moda


              un poco rotos por el borde. Los clientes se volvían


              locos,  siempre  querían  ampliar  los  diagramas  en


              los mediatrones de sus talleres de diseño. Cotton lo


              compartía. Había hecho su diagrama en el mismo


              estilo, y, por tanto, su batería nanotecnológica tenía


              el  aspecto  del  juego  de  bielas  de  un  acorazado


              eduardiano.





                 Hackworth puso el documento de Cotton sobre


              el montón de Runcible y lo alineó todo contra la


              mesa              un           par           de          veces,             intentando


              supersticiosamente hacer que tuviese buen aspecto.


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