Page 167 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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para abandonar la habitación, apoyado por sus
asistentes, y atender otros aspectos paralelos de su
negocio, que se conocía informalmente como el
Circo de Pulgas.
Hackworth abandona el laboratorio del Doctor X;
más reflexiones; un poema de Finkle‐McGraw;
encuentro con rufianes
El asistente del Doctor X abrió la puerta y le
saludó insolentemente. Hackworth se puso el
sombrero en su sitio y salió del Circo de Pulgas,
parpadeando ante los vapores de China:
humeante como los olores de cien millones de
calderos de lapsang souchong, mezclado con el
olor terrenal de la grasa de cerdo y el aroma a
azufre del pollo desplumado y el ajo caliente. Se
guió por entre los adoquines con la punta del
bastón hasta que sus ojos se empezaron a ajustan
Ahora era varios miles de umus más pobre. Una
inversión fuerte, pero la mejor que un padre podía
hacer.
El vecindario del Doctor X estaba en el corazón
de la dinastía Ming de Shanghai, una colmena de
pequeñas estructuras de ladrillo cubiertas de
estuco gris, con techos de tejas, rodeadas
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