Page 185 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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La máquina de tatuaje trabajó en ella durante
dieciséis horas; le pusieron Valium en el brazo
para que no se quejase. La mayor parte de los
tatuajes hoy en día era como una palmada en la
espalda. «¿Está seguro de querer el cráneo?» «Sí,
estoy seguro» «¿Seguro, seguro?» «Seguro»
«Vale...» y BANG y ahí estaba el cráneo,
chorreando sangre y linfa, atravesando tu
epidermis con una onda de presión que casi te
sacaba de la silla. Pero una rejilla dérmica era otro
asunto, y una Jodie tenia cien veces más ʹsitos que
las rejillas de baja resolución que llevaban muchas
estrellas del porno, como diez mil sólo en la cara.
La parte más desagradable fue cuando la máquina
bajó hasta la garganta para plantar un montón de
nanófonos que iban de sus cuerdas vocales hasta
las mandíbulas. Para eso cerró los ojos.
Se alegró de haberlo hecho el día antes de
Navidad porque no hubiese podido con los niños
después de aquello. Se le hinchó la cara, tal y como
le habían dicho, especialmente alrededor de los
labios y ojos donde la densidad de ʹsitos era
mayor. Le dieron cremas y drogas, y las usó. El día
después, la señora la miró dos veces cuando
Miranda bajó para preparar el desayuno de los
niños. Pero no dijo nada, probablemente
asumiendo que un novio borracho le había dado
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