Page 217 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
P. 217

—Como desee, juez Fang —dijo Chang.





                  —Como desee, juez Fang —dijo la señorita Pao.





                  El juez Fang cambió al inglés.





                  —Su caso es muy serio —le dijo al chico—. Vamos


               a  salir  y  consultar  con  venerables  autoridades.


               Permanecerá aquí hasta que volvamos.





                  —Sí, señor —dijo el acusado, aterrorizado. Aquél


               no  era  el  miedo  abstracto  del  delincuente


               primerizo;  estaba  sudando  y  temblando.  Ya  le


               habían dado bastonazos antes.





                   La Casa del Venerable e Inescrutable Coronel era


               como  la  llamaban  cuando  hablaban  chino.


               Venerable a propósito de la perilla, blanca como la


               flor  del  cornejo,  una  marca  de  credibilidad  sin


               tacha a ojos confucianos. Inescrutable porque se


               había ido a la tumba sin divulgar el Secreto de las


               Once Hierbas y Especias. Fue el primer estableci‐


               miento  de  comida  rápida  que  se  instaló  en  el


               Bund, muchas décadas atrás. El juez Fang tenía el


               equivalente a una mesa privada en una esquina.


               En  una  ocasión  habían  reducido  a  Chang  a  la


               catalepsia  describiéndole  una  avenida  en


                                                                                                          217
   212   213   214   215   216   217   218   219   220   221   222