Page 235 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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El juez Fang visita su distrito; la señorita Pao


                                                   prepara una


                 demostración; el caso del libro robado adquiere


                                  una profundidad inesperada





                 Cuando  el  juez  Fang  atravesó  la  Altavía  en  su


              cabalina, acompañado por sus asistentes, Chang y


              la  señorita  Pao,  vio  que  los  Territorios  Cedidos


              estaban  inmersos  en  una  niebla  mefítica.  Las


              cumbres esmeraldas de Atlantis/Shanghai flotaban


              sobre  la  mugre.  Un  grupo  de  aeróstatos


              reflectantes                  rodeaba                el         alto           territorio,


              protegiéndolo  de  los  intrusos  mayores  y  más


              evidentes;  desde  allí,  a  varios  kilómetros  de  dis‐


              tancia, las vainas individuales no eran visibles, pero


              podían verse en conjunto como un reflejo sutil en el


              aire,          una            vasta            burbuja,               perfectamente


              transparente, que rodeaba al sacrosanto territorio


              de los angloamericanos, deformándose a un lado y


              otro  bajo  el  viento  cambiante  pero  sin  romperse


              jamás.








                 La vista se estropeaba al acercarse a los Territorios


              Cedidos y entrar en la niebla eterna. Varias veces


              mientras recorrían las calles de los T.C., el juez Fang


              realizó un gesto peculiar: doblaba los dedos de la


              mano  derecha  formando  un  cilindro,  como  si




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