Page 26 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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hubiese  demasiadas  pruebas  que  los  policías


              pudiesen  confiscar.  La  sustancia  se  fabricaba  en


              compiladores  de  materia  ilícitos,  escondidos  en


              bloques de apartamentos vacíos de bajo alquiler, y


              los mensajeros la llevaban a los camellos. Mientras


              tanto,  una  nube  de  vigías  y  cebos  circulaban


              probabilísticamente                         por         el       vecindario,                sin


              detenerse  nunca  lo  suficiente  como  para  que  los


              parasen por vagabundear, vigilando la llegada de


              la policía (o aparatos de vigilancia policial) a través


              de las pantallas en las gafas de sol.





                  Cuando Bud le dijo a su último jefe que le follase


              un  pez,  había  estado  seguro  de  que  podría


              conseguir  un  trabajo  como  mensajero.  Pero  no


              había sido así, y desde entonces un par de naves


              aéreas  había  llegado  de  Norteamérica  y  habían


              descargado miles de basura blanca y negra en el


              mercado de trabajo. Ahora a Bud se le acababa el


              dinero  y  estaba  cansándose  de  comer  la  comida


              gratuita de los compiladores públicos de materia.





                  El Peacock Bank era un hombre elegante con una


              perilla canosa, que olía a limón y que vestía un traje


              cruzado demasiado elegante que dejaba bien clara


              la estrecha cintura. Se le podía encontrar en una ofi‐


              cina bastante sórdida, sobre una agencia de viajes,






                                                                                                            26
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