Page 30 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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qué le harían si se retrasaba, y, por tanto, después
de dejar pasar un intervalo decente pretendiendo
escuchar cuidadosamente toda aquella mierda
sobre tipos de interés, preguntó, de pasada, como
si fuese algo que se le acababa de ocurrir, por la
política de cobro. El banquero miraba por la
ventana como si no se hubiese dado cuenta.
La banda sonora cambió a jazz y se vio una
escena de una plantilla multicultural de damas y
caballeros, que para nada tenían el aspecto de
abusadores crónicos de crédito, sentados
alrededor de mesas de ensamblaje fabricando a
mano piezas de joyería étnica. Se lo pasaban bien,
bebiendo té e intercambiando alegres bromas.
Bebiendo demasiado té, a los sospechosos ojos de
Bud, tan opacos a tantas cosas pero tan certeros
con las tácticas de la manipulación mediática. La
verdad es que daban demasiada importancia al té.
Notó con aprobación que vestían ropas
normales, no uniformes, y que se permitía que los
hombres y las mujeres se mezclasen.
—El Peacock Bank mantiene una red global de
talleres limpios, seguros y cómodos, para que en
caso de que alguna circunstancia imprevista caiga
sobre usted, o si inadvertidamente sobrestima sus
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