Page 37 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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la vista. El océano era relativamente poco profundo


              en aquel punto, pero sólo Hackworth y un puñado


              de  ingenieros  lo  sabían.  Los  Hackworth


              disfrutaban  de  una  vista  aceptable  desde  su


              ventana, pero John se levantó temprano, reservó


              un lugar en el suelo de diamante del salón de baile,


              pidió un café expreso y el Times a un camarero, y


              pasó  el  rato  agradablemente  mientras  Gwen  y


              Piona se preparaban para el día. A su alrededor


              podía oír a los niños especulando sobre lo que iba


              a suceder.





                  Gwen y Piona llegaron lo suficientemente tarde


              como  para  que  fuera  interesante  para  John,  que


              sacó  el  reloj  mecánico  del  bolsillo  al  menos  una


              docena de veces mientras esperaba, y al final acabó


              sosteniéndolo  en  la  mano,  abriendo  y  cerrando


              nerviosamente  la  tapa.  Gwen  dobló  sus  largas


              piernas  y  extendió  la  falda  sobre  el  suelo


              transparente,                      ganándose                      las             miradas


              desaprobadoras de las mujeres que permanecían


              de pie.





                  Pero  John  se  tranquilizó  al  comprobar  que  la


              mayor parte de las mujeres eran ingenieros de bajo


              nivel  o  esposas;  ninguna  persona  importante


              necesitaba venir al salón de baile.





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