Page 465 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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invitados. Nell sabía que si quería, podría volver


              atrás  y  hacer preguntas  sobre aquellas  cosas más


              tarde y pasar muchas horas leyendo sobre aquella


              parte de la aventura. Pero lo más importante pare‐


              cía ser las discusiones con Pedro que terminaban el


              camino de cada día.



                  Pedro el Conejo los guió por entre todos aquellos


              peligros.  Sus  ojos  eran  certeros  por  comer


              zanahorias, y sus gigantescas orejas podían oír el


              peligro  a  kilómetros  de  distancia.  Su  nariz


              temblorosa  olía  el  peligro,  y  su  mente  era


              demasiado buena para lo mayoría de los trucos del


              Rey  Urraca.  Pronto  alcanzaron  las  afueras  de  la


              ciudad del Rey Urraca, que ni siquiera tenía una


              muralla,  tanta  confianza  sentía  el  Rey  Urraca  de


              que  ningún  invasor  podría  atravesar  todas  las


              trampas y artimañas del bosque.








                    La Princesa Nell en la ciudad del Rey Urraca;


                      problemas con una hiena; la historia de Pedro;


                                          Nell trata con un extraño





                  La ciudad del Rey Urraca le resultaba a Nell más


              aterradora  que  el  bosque.  Y  antes  le  hubiese


              confiado la vida a las bestias salvajes del bosque


              que  a  muchos  de  sus  ciudadanos.  Intentaron


              dormir en un agradable claro de árboles en medio




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