Page 466 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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de la ciudad, que recordaba a la Princesa Nell a los


              claros de la Isla Encantada. Pero incluso antes de


              conseguir acomodarse, una hiena silbante con ojos


              rojos y colmillos babeantes vino y los echó de allí.


                  —Quizá  podamos  volver  a  meternos  en  el


              bosquecillo después de anochecer, cuando la hiena


              no pueda vernos —sugirió Nell.


                  —La  hiena  siempre  nos  verá,  incluso  en  la


              oscuridad, porque puede ver la luz infrarroja que


              sale de nuestros cuerpos —dijo Púrpura.


                 Al final, Nell, Pedro, Oca y Púrpura encontraron


              un  lugar  para  acampar  en  un  campo  en  el  que


              vivían  otras  personas  pobres.  Oca  montó  un


              pequeño  campamento  y  encendió  un  fuego,  y


              tomaron sopa antes de acostarse. Pero por mucho


              que lo intentó, la Princesa Nell no podía dormir.


              Vio  que  Pedro  el  Conejo  no  podía  dormir


              tampoco;  estaba  sentado  de  espaldas  al  fuego


              mirando a la oscuridad.


                 —¿Por  qué  miras  a  la  oscuridad  y  no  al  fuego


              como nosotros? —preguntó Nell.


                 —Porque el peligro viene de la oscuridad —dijo


              Pedro—, y del fuego vienen ilusiones. Cuando era


              un pequeño conejo huyendo de mi casa, eso fue


              una de las primeras lecciones que aprendí.



                 Pedro  contó  a  continuación  su  propia  historia,


              justo  como  Dinosaurio  había  hecho  antes  en  el





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