Page 109 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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—Perdone  usted,  señor  Hawkes.  No  es  mi  in‐

              tención hacerme predicador.

                   —Lo sé, muchacho. En las astronaves lleváis una


              vida muy tranquila. Y nadie se puede acomodar en

              un día a la vida que se lleva en la Tierra. ¿Te parece

              que  remojemos  estos  manjares  con  buenos  tragos


              de whisky?

                   Alan  iba  a  decir  que  no  era  bebedor,  pero  se


              abstuvo de hacerlo. Se hallaba en la Tierra, y no a

              bordo  de  la  Valhalla.  No  tenía  que  cumplir  las

              Ordenanzas de la nave y no quería darse aires de


              superioridad.

                   —¿Es lo que me ofreció Macintosh?


                   —Sí.

                   —Pues venga; lo probaré.

                   Hawkes  hizo  señas  a  un  robot‐camarero.  El


              autómata acudió al instante, y Hawkes movió una

              palanca  que  en  uno  de  sus  costados  tenía  la  má‐

              quina,  la  cual  se  puso  a  chasquear  y  a  brillar.  Un


              segundo después se abrió una puertecita que tenía

              el  robot  en  lo  que  podría  llamarse  el  abdomen,  y

              dentro  de  esta  cavidad  había  dos  vasos.  Con  sus


              tentáculos de alambre sacó el robot los vasos —que

              ya  contenían  licor—  y  los  puso  sobre  la  mesa.


              Hawkes metió una moneda en una ranura que tenía

              el  metálico  camarero  en  el  otro  costado,  y  la



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