Page 128 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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puedo  hacerlo,  no  quiero  irme.  Soy  un  poco  pe‐

              rezoso.

                   Se  paró  el  ascensor  en  el  piso  106.  Echaron  a


              andar  por  un  pasillo  estrecho,  que  estaba  casi  a

              oscuras. Hawkes se detuvo delante de una puerta.

              El  tahúr  puso  su  dedo  pulgar  sobre  la  placa  que


              había en la puerta y esperó hasta que ésta se abrió,

              luego de haber quedado impresas sus huellas dac‐


              tilares en la sensible placa electrónica.

                   La vivienda tenía tres habitaciones. Los muebles

              que  contenían  eran  nuevos  y  casi  lujosos;  no  eran


              muebles  de  persona  pobre.  No  faltaban  allí  los

              aparatos  de  radio  y  televisión.  Hasta  había  un


              bonito robot‐bar. Y libros.

                   Hawkes indicó una silla a Alan. El joven se sentó

              en  ella.  Alan  no  tenía  ganas  de  irse  a  dormir;


              prefería estar hablando hasta la madrugada.

                   El tahúr hizo funcionar el bar. Alan miró lo que

              había en el vaso que le dio Hawkes; era un líquido


              de color amarillo brillante. Se lo bebió. Tenía buen

              sabor.

                   —¿Qué es esto? — preguntó el muchacho.


                   —Vino  de  Antares  XIII.  Lo  compré  el  año  pa‐

              sado y me costó cien créditos cada botella. Me que‐


              dan  seis  en  casa  todavía  Hasta  dentro  de  catorce

              años no vendrá otra nave de Antares XIII.



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