Page 126 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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—Sí; lo comprendo —dijo Alan—. Y así no tiene

              usted  envidiosos.  Les  deja  usted  la  esperanza  de

              ganar otro día.


                   Salió el coche de la estación. Mientras éste corría

              a gran velocidad por el oscuro túnel, iba pensando

              Alan en lo que había visto aquella noche. Se decía


              que el género de vida que se llevaba en la Tierra le

              enseñaba  a  uno  muchas  cosas,  y  que  muchas  de


              estas cosas él las tenía que aprender aún.

                   Hawkes tenía un don: el de saber ganar. Pero no

              abusaba de este don, sino que lo ocultaba un poco


              para que la gente no le tuviera envidia. En la Tierra

              reinaba la envidia; en ella la gente llevaba una vida


              muy fea, que en nada se parecía a la serenidad y al

              generoso espíritu de amistad que dominaba la vida

              a bordo de una astronave.


                   Alan se sentía muy cansado, pero su cansancio

              no  era  más  que  fatiga  física.  En  la  Tierra,  la  vida,

              por  su  brutalidad  y  su  suciedad,  era  tremenda‐


              mente  emocionante  comparada  con  la  existencia

              que se vivía a bordo. Alan experimentaba algo así

              como una desilusión cuando pensaba que tenía que


              volver a la Valhalla. Él quería conocer algunos de los

              aspectos fascinadores que presentaba la Tierra.


                   Salieron del tubo en la estación de Hasorouck.

                   La  calle,  con  sus  altos  edificios,  parecía  una



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