Page 124 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
P. 124
se lo dijo. Hawkes impuso silencio al mozo, y éste
enrojeció.
Por el momento parecía que lo abandonaba la
fortuna y que había perdido su destreza. Hawkes se
levantó de la mesa y meneó la cabeza con tristeza.
—No juego más. Vámonos.
Se guardó en el bolsillo las ganancias, que eran
de mil doscientos créditos.
Cuando salieron de la casa de juego eran más de
las doce de la noche. Había llovido y estaban
mojadas las calles. Las personas que andaban por
ellas se dirigían a sus casas. Antes de llegar a la
boca del metro, Alan rompió el silencio y dijo:
—Ha ganado usted bastante.
—No me puedo quejar.
—Sin las pérdidas de última hora, se hubiera
usted llevado doscientos créditos más.
Hawkes sonrió.
—Si tú hubieses nacido dos siglos antes serías
mucho más listo de lo que eres ahora.
—¿Qué quiere usted decir? — preguntó Alan
algo amoscado.
—Que a última hora he perdido porque he que‐
rido perder. El jugador inteligente tiene que cono‐
cer el momento oportuno en que le conviene per‐
der.
123

